Viajamos en familia y estuvimos como en casa, con espacio de sobra para mover una silla de ruedas, y alojarnos 6 adultos.
Limpieza impecable, utensilios de cocina para hacer cualquier comida y acogedor salón con chimenea. Las camas de excelente calidad para descansar.
El enclave perfecto para disfrutar de las vistas a la montaña, respirar aire limpio y escuchar los animales que conviven en su hábitat (pájaros, gallos, ranas, ovejas, burros, caballos,...). El tiempo nos acompañó, estrenando la primavera a 28 grados.
Muy cerca del pueblo con todos los servicios para una estancia grata y confortable.
El trato con los propietarios muy amigable y atento.
Lo recomiendo a cualquier familia, con niños, parejas, grupos de amigos.