El recibimiento de la gente del hotel fue amabilísima. Nos ayudaron en todo, con todo tipo de explicaciones. Pero el hotel necesita un meneo. Las habitaciones son incómodas, con camas de cuando Franco era corneta. El baño estaba sucio. Como datos positivos, el wifi funcionaba excelentemente, y la nevera también. Nunca he oído tanto ruido en un hotel. Ahora bien, el precio pagado era mínimo, así que más o menos nos esperábamos lo que encontramos. La zona junto a Termini es prescindible. Se antoja peligrosa. Aparte, estábamos en un segundo piso, que era un tercero real. Y no había ascensor.