Fue sencillo llegar al hotel, sin embargo, al hacer el check-in, la persona en la recepción no mostró la mejor actitud. Por otro lado, el señor que nos ayudó con las maletas fue muy amable y nos proporcionó información útil como el acceso al wifi, números para contactar a recepción, así como detalles sobre los desayunos y cenas; su atención fue muy apreciada.
En cuanto a la limpieza, dejó mucho que desear: Encontré bastante basuritas y polvo detrás de los muebles. Además, la puerta del baño se atoraba, lo que requería un empujón fuerte para abrirla.
En general, fue una experiencia estándar. Si tuviera que hospedarme de nuevo en CDMX este lugar no sería mi primera opción, pero tampoco lo descartaría para contemplarlo.